Sobre cómo eliminar el narcotráfico y alejar la delincuencia de nuestra sociedad
Drogas y narcotráfico, dos de la
palabras con quizás mayor relevancia en lo que va del siglo XXI, y lo que fue
el XX. Mitos, tabúes, profecías, estudios científicos, publicidad, negación,
convencionalismos sociales, en fin, una infinita cantidad de elementos que han
jugado a favor de la prohibición y en contra de la aceptación. Si nos referimos
sociológicamente a las drogas como tal, no podemos negar que son sustancias
nocivas tanto para la sociedad, como para el individuo. Pero bien, hay muchos
aspectos que meditar, y para ello debemos analizar lo ocurrido en el último
medio siglo con respecto a la lucha contra el narcotráfico. A partir de la
observancia podemos percatarnos fácilmente, que los miles de planes, leyes,
debates, discusiones, y fondos públicos utilizados para combatir la
distribución de las drogas, han resultado de todo, menos eficiente. Cae un
narcotraficante, pero mañana aparecen diez más. Es la dinámica.
Bien ahora
vamos a entrar en materia, ¿saben ustedes cuánto dinero y efectivos policiales
gasta nuestro país en la lucha contra el narcotráfico? ¿Saben cuántos recursos
son destinados anualmente a aquella causa perdida? Para nadie es un secreto que
en Venezuela han sido vinculados una y otra, y otra vez, al narcotráfico, a los
altos mandos del ejército nacional ¿Cómo revertir la situación? Pues bien, la
única opción sería “legalizar” ¿Legalizar? Sí. Legalizar las drogas. En la
primera mitad del Siglo XX se vivió en los Estados Unidos de Norteamérica una
de las mayores crisis políticas y económicas que afrontó la nación del norte,
al momento de prohibir todas las drogas, e inclusive el alcohol, se formó un
caos social enorme, que a la larga desembocó en la licitación de la venta de
bebidas alcohólicas. ¿Causas? ¿Factores? Contrabando, corrupción, guerras
armadas entre los carteles del contrabando, pérdidas de recursos del Estado en
cuanto a impuestos se refiere, más los gastos que desentramaban al combatir el
tráfico de bebidas, y violencia, mucha violencia. Con todas las drogas y el
alcohol prohibidos, la salida por parte del gobierno norteamericano para no dar
por completo el brazo a torcer, fue levantar el veto de las bebidas
alcohólicas, pero mantener la prohibición del cannabis, cocaína, etc. Y poco a
poco fue recobrándose en cierta medida el control de la sociedad.
¿Cuáles
son las consecuencias de la prohibición? Formación de carteles de droga para la
fabricación y distribución (ilegal), guerras armadas entre los capos de la
droga para ocupar territorios, productos menos refinados que no pasan
estándares de salubridad, cárceles sobrepobladas por delincuentes relacionados
a hechos ilegales que envuelven a las drogas, la inducción por parte de jóvenes
a probar “lo prohibido”, muertes, delincuencia, corrupción, sobornos, pero ante
todas las cosas, lo que verdaderamente mueve al negocio, son las exorbitantes ganancias
producto de las ventas en un mercado negro.
La
violencia es producto de la falta de ley que rige las relaciones comerciales de
los narcotraficantes, el hecho de que ellos no puedan acudir a un tribunal para
resolver sus instancias, los impulsa a aplicar la ley del más fuerte: matar o
morir, para sobrevivir en el mundo de las drogas. Y es por ello, que tantas
muertes son atribuidas a causas conexas con el tráfico de drogas.
¿Qué
beneficios tendríamos de legalizar las drogas? Pues bien, en primer lugar todas
las fuerzas policiales dedicadas a investigar y ocuparse de asuntos
relacionados a las drogas, podrían ser reubicadas a la custodia y salvaguarda
de la ciudadanía en general (robos, asaltos, violaciones, violencia domestica,
secuestros, homicidios, etc.) Habiéndose legalizado las drogas, desaparecerían
los poderosos carteles del narcotráfico, ya que viéndose obligados a vender en
un mercado oficial (desaparece el negro) es decir, que desaparecen los
exorbitantes precios para conseguir la droga. Sí el precio de la droga resulta
accesible para el consumidor, no habrá necesidad por parte del adicto de robar
o delinquir para conseguir dinero para su droga. Sí, habrá quien argumentará,
¿vamos a permitir que se ensucie la sociedad? A ello respondo, prefiero tener
en la calle a 100 sujetos drogados e inofensivos, que a 50 armados y peligrosos
¿Cuál modelo representa un mayor riesgo para la sociedad? Ya vamos para el
siglo en una lucha verdaderamente estúpida, las drogas no van a dejar de
existir, así como los consumidores tampoco; la persona que quiera drogarse, va
a encontrar siempre el camino, la forma, el intermediario, y el dinero para
hacerlo, sea por la vía que sea. Yo me pregunto, no es más sensato, racional y
seguro, permitir la venta de drogas facultativamente en farmacias o
“droguerías”; que la gente deje de acudir a los barrios para hacerse de un poco
de droga, que en las calles los niños porten armas para defender los
territorios, que el adicto no tenga que usar un cuchillo para robar al
ciudadano de a pie para conseguir un poco de su dosis ¿A quien pretende engañar
el Estado? Las razones por las cuales las drogas no han sido legalizadas, es
precisamente porque a los propios narcotraficantes no les conviene que su
negocio se haga legal, y muchos de los altos mandos en el gobierno están
involucrados en el paquete de ganancias proveniente del narcotráfico. Legalizar
para los narcotraficantes significa echarles a perder el negocio, desaparecer
su mercado negro, y que la gente no deba pagar precios exorbitantes para
conseguir sus dosis (es a ellos a quien menos les conviene). Los programas de concientización
ciudadana deben seguir en pie, para evitar un consumo exagerado, sin embargo
las drogas nunca van a dejar de existir, y los consumidores tampoco.
Desde hace
varios siglos, ya se hacen frecuentes alusiones al uso de drogas psicotrópicas
por parte de la humanidad; hoy en día el consumo de medicamentos “legales” ha
crecido abruptamente debido a que la empresa farmacéutica ha empleado recursos
inacabables para propagar cadenas publicitarias que recetan una píldora para
cualquier enfermedad, y encuentran enfermedad en cada aversión. Sí, las drogas
no son únicamente la marihuana, el lsd, y la cocaína, existen un montón de
medicamentos recetados a diario a personas, que pueden propiciar estados de
adicción y falta de lucidez inclusive mayores. Sin entrar a debatir que droga
es más nociva para la salud, entre el alcohol, la marihuana, la cocaína, el
cigarrillo, y los psicotrópicos; lo cierto es que las personas deben tener
libertad plena de consumir y hacer con sus vidas, aquello que mejor les
parezca, siempre y cuando no alteren ni vulneren con sus actos la vida de los
demás. El Estado no debe interferir en asuntos tan personales del ser humano,
como lo puede ser cuestiones relativas al aborto, la eutanasia, el matrimonio,
y el consumo de drogas y alcohol. El estado únicamente debe vigilar que el
ciudadano cumpla con sus deberes ciudadanos, y que a su vez respete la
integridad física y moral de sus conciudadanos. Una prohibición de fumar en
espacios públicos en comprensible, debido al riesgo que representa para las
personas de alrededor el inhalar el humo del cigarrillo, pero gústenos o no, el
que haya alguien a nuestro lado inhalando cocaína, no genera ningún riesgo para
nuestras vidas, solo para la de ese sujeto. Por supuesto, no es que se admitirá
el consumo de cualquier tipo de drogas en espacios públicos, pero será igual
que con el alcohol, hay sitios, lugares para hacerlo, no lo puedes hacer en
parques, calles, avenidas; existirán sitios nocturnos, y la casa de quien, para
quien guste del consumo.
La
legalización de las drogas no es únicamente una salida hacía la libertad
personal del individuo, si no que es una de las respuestas más efectivas para
contrarrestar la criminalidad en la sociedad (cuestión de la cual sí debería
encargarse el Estado). Con la desaparición de las penas por motivos del
narcotráfico, la inmediata desaparición de los carteles de drogas, la
normalización de precios de la misma, y programas educativos, ya sea para la
abstención, o bien, el consumo moderado, los prejuicios sobre las drogas
deberían acabar, junto con los altos índices de delincuencia en nuestro país.
Mi idea de
acabar con el narcotráfico mediante la legalización me venía dando vueltas
desde hace un par de años, y hace unos tres meses, me encontré en Youtube una
ponencia del economista español Jesús Huerta de Soto, donde explícitamente
desenmascara las razones de la prohibición. En dicha ponencia (la cual pueden
observar con el nombre de: No es la droga, sino su prohibición, la que destruye
la sociedad) ejemplifica muy detalladamente como las distintas drogas, y
también el alcohol, actúan de distinta manera sobre los individuos, dependiendo
de su procedencia. Si bien en los Estados Unidos los “gringos” no saben tomar
alcohol, ya que se toman la botella de golpe y quedan ebrios irrazonables, en
América Latina, existe debilidad hacía la cocaína debido a la impulsividad de
la droga, los climas tropicales fomentan la efusividad, pero sobre todo es la
falta de educación sobre el consumo de la misma, lo que acarrea el mal uso de
la misma (ignorancia). Además establece como el ensayo y error, promueve la
moderación del comportamiento bajo el consumo de las drogas; es decir, todo
joven de 15, 16, 18 años, que prueba por primera vez el alcohol, lo más seguro
es que quedará inconsciente si bebe sin parar, y sin conocer los límites de la
bebida. Lo mismo pasará con cualquier droga de nuevo uso que no hayamos
aprendido a controlar. De allí proviene el ejemplo de los gringos con el
alcohol, y los latinos con la cocaína.
Si
eliminamos toda la delincuencia proveniente de asuntos ligados al narcotráfico,
habremos dado un gran avance en materia de seguridad ciudadana, los cuales
junto al nuevo sistema de penas, la independización de poderes públicos, las
pruebas para elección de funcionarios, y la restitución de las instituciones, ayudarán
en gran forma a recuperar la seguridad en las calles de Venezuela.
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