Amelia Leticia
Princesa, para cuando estés leyendo esto, tendrás 15 años. Mientras escribo estas letras estás durmiendo en mi pecho y respirándome en el hombro, con una pijamita verde y un sol en tu corazón, tienes 4 días de haber nacido, hoy es 17 de noviembre del 2024, y aunque no lo creas, ya hemos tenido miles de vivencias juntos, la primera de ellas fue cuando en marzo de este año, tu mami se acercó con la prueba de que venías en camino y yo me solté a llorar.
No sabes lo
mucho que te había estado esperando, lo mucho que mami y yo te habíamos soñado;
para que te hagas una pequeña idea, mamá y yo estuvimos separados, sin vernos,
por más de 5 años, debido, entre otras muchas cosas, a la situación del país en
el que debiste haber nacido, una tierra hermosa llamada Venezuela, pero eso ya te
lo explicaré más adelante… aunque por siempre deberás tener en cuenta que,
aunque naciste en Estados Unidos y eres ciudadana estadounidense, también
llevarás sangre venezolana en tu interior.
En el quirófano
cuando estaban por sacarte del vientre de tu mami, las emociones me habían
absorbido, tenía lagrimas en mis mejillas y la nariz congestionada, durante los
últimos 9 meses había estado jugando contigo a través de una pared de piel sin
conocer tu rostro, pero finalmente había llegado el momento de abrazarte. Es difícil
de procesar todo lo que debió ocurrir para llegar a ese momento, habían sido 34
años de vida, 34 años de momentos buenos, momentos malos, tristezas, emociones,
miedos, decepciones y alegrías, pero, en definitiva, 34 años, para finalmente
poder conocerte. Es difícil de cuantificar como logramos esto, hasta hace unos
meses eras tan solo una idea abstracta, un sueño en la inexistencia, pero tu
mami y yo logramos con tanto amor traerte de la nada, generar esta nueva vida para
traer tu conciencia, tu cuerpo y tu energía a la tierra de los mortales.
En este
momento te tengo encima de mi pecho respirando el mismo aire que yo, tus pulmoncitos
son perfectos y procesan el aire que respiras, tienes la nariz de mami, y mami
dice que tienes los pies de papá, tienes la piel rosada y pómulos de princesa,
todo de ti es perfecto, porque has llegado al mundo ahogada de amor, con dos
padres que se desviven por ti y que te acompañarán por el resto de tus días.
Mi responsabilidad
contigo será amarte, cuidarte y respetarte por el resto de mis días en esta
tierra, no has llegado a este mundo producto de un accidente, has llegado
producto del amor, y te aseguro princesa mía, que amor será algo que nunca te
faltará en la vida.
Mis
expectativas contigo es que seas feliz, que seas amada, que tengas salud y que
nunca te falte nada, yo trabajaré día y noche para construir ese futuro en tu
vida, para protegerte, haré lo que esté a mi alcance para que cuando crezcas el
mundo sea un lugar mejor y a su vez, tu puedas convertirte también en un instrumento
de amor, paz y tranquilidad para todos los que te rodean.
Has sido el
más grande regalo de Dios, no hay ángeles en el cielo que igualen tu pureza, no
hay ser vivo en la tierra más perfecto que tú, para papá y mamá siempre serás el
amor de su vida y jamás habrá llanto, problema o situación que juntos no
podamos resolver.
Princesa, hoy
es domingo 17 de noviembre, son las 11:54 de la mañana en Miami, afuera hace un
día soleado, hay una brisa fresca, tu mami tiene como de costumbre las cortinas
cerradas, no le gusta demasiado la luz exterior, pero adentro, tu estás
iluminando nuestro hogar. Espero que cuando leas esta carta en unos años puedas
comprender lo especial que eres, lo especial que has sido, cómo cambiaste mi
vida, la de tu mamá y la de muchas otras personas que desde el primer día en el
que llegaste a este mundo, se han acercado para darte amor.
Nunca
estarás sola vida mía, tu papá será infinito para ti, te va a cuidar y a
proteger, nada malo va a sucederte, porque hasta el último día de mi vida, yo
privilegiaré tu vida sobre la mía. Bienvenida al mundo princesa, bienvenida a
este viaje llamado vida, yo seré tu guía hasta el momento en el que puedas
caminar sola y entonces me convertiré en tu compañero de viaje.
Atentamente,
papá.
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