De la disminución de la burocracia y los funcionarios públicos
Es
una consecuencia directa del mejoramiento de las instituciones públicos, una
disminución de la burocracia, así como también del funcionario público. Con
instituciones modernizadas instruidas para “resolver” y no para poner trabas,
los procesos deberán agilizarse, y de la misma manera disminuir el número de
empleados públicos, para así poder aumentar los sueldos de los mejor preparados
que queden, y estos puedan cumplir con mayor eficacia lo que antes hacían dos o
tres. No, esto no es con la finalidad de dejar sin empleo a miles de
funcionarios públicos, si no al contrario para motivarles a que se dedican a
áreas de producción privada que sirvan de mayor provecho para el Estado. Un
Estado más fuerte no es aquel que cuente con un mayor número de funcionarios,
más bien al contrario, un Estado fuerte, es aquel capaz de disminuir al máximo
toda burocracia y ser eficaz a los fines de su gente, sin la necesidad de
acaparar los sistemas productivos y empresariales del país. En palabras del
propio Rosseau, las cuales cito:
“Cuanto
más crece el Estado, más disminuye la libertad”.
“El
gobierno, para ser bueno, debe ser relativamente más fuerte a medida que el
pueblo es más numeroso”.
“Cuanto
más numerosos son los magistrados, más débil es el gobierno”.
“La
resolución de los asuntos se vuelve más lenta a medida que se encarga de ellos
mayor número de personas”.
“La
relación de los magistrados con el gobierno debe ser inversa a la relación de
los súbditos con el soberano”.
La capacitación social, técnica, y de aptitudes, de
los nuevos funcionarios, deben orientarse con el fin de elaborar un Estado más
eficaz, chico, y cauto a la hora de elaborar presupuestos. Entre más trabas
ponemos en los procesos del Estado, un mayor número de funcionarios necesitamos
para llevar a cabo las operaciones, más tiempo toman los procesos, y más lenta
se vuelve la economía del país. El que es abogado en Venezuela sabe en lo que
se ha convertido registrar una compañía el día de hoy, pedir alguna
notificación en el SENIAT, introducir planillas sucesorales, notariar algún
documento, o inclusive hasta sacar la cédula, licencia, o el pasaporte.
Procedimientos que deberían ser agiles, inmediatos, sin trabas, se convierten
en procesos tediosos para todas las partes, donde no se sabe si termina más obstinado
el ciudadano, o el propio funcionario.
En otros países del mundo, al acudir a un registro,
si la compañía contiene alguna especie de error ortográfico, tipográfico, o
inclusive de fondo, tienen para ello los abogados revisores que acomodan de inmediato,
para llevar a cabo el registro. En Venezuela las cosas funcionan al revés, el
abogado revisor no está para corregir errores, sino para encontrar (me
disculpan la palabra) cualquier estupidez y echar para atrás el documento una,
y otra, y otra vez. Acciones como esa lo único que hacen es entorpecer la
economía nacional, fomentar el comercio ilegal, o inclusive abstenerse de abrir
cualquier negocio debido a lo tedioso que resulta llevar todos y cada uno de
los libros y documentos que hoy se piden para poder emprender un negocio.
Sí, que el Estado crezca no significa tener un
mayor número de funcionarios, significa que institucionalmente se ha capacitado
para resolver los problemas del ciudadano, y que se lleven a cabo con mayor
agilidad y eficacia los procedimientos administrativos.
La ecuación es: Menos funcionarios + menos procesos
es = menor burocracia y mayor efectividad (Un mejor país).
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