De la Educación Superior, y la nueva (Universidad para Funcionarios Públicos)
Con respecto a la educación
superior, no tenemos muchas críticas, ni tampoco vaticinamos muchos cambios.
Salvo las dificultades atravesadas los últimos años, debido a la falta de pagos
oportunos, escasos sueldos, y también la falta de recursos para la
implementación de nuevos áreas de estudios y el soporte de las existentes,
tradicionalmente la educación universitaria en Venezuela ha sido una de las
mejores y más avanzadas en el continente. El acceso gratuito como mencionamos
anteriormente, es uno de los grandes beneficios que tiene el venezolano por el
simple hecho de haber nacido dentro de sus fronteras. Lamentablemente la falta
de recursos ha ocasiones que una parte de la masa de buenos maestros que
conformaban el sistema educativo superior, emigrara, o inclusive se retirase.
En cuanto a esto no hay mucho que cambiar, simplemente dedicarle los recursos
necesarios para el abastecimiento de la demanda estudiantil, y para poder
cubrir todos los gastos necesarios y requeridos.
En
medicina, ingeniería, derecho, biología y química, odontología, contaduría,
matemáticas y física, administración, arquitectura, psicología, ciencias
políticas y sociales, y todas aquellas carreras antiguas, y de corte
tradicional, nos avalan excelentes profesionales y grandiosos maestros; quizás
donde nos falté un poco de innovación, y atrevimiento, para crecer y desarrollar,
son en aquellas áreas alejadas de la ciencia, donde la inexactitud es la clave
del conocimiento, carreras más sociales, como el cine, la literatura, inclusive
la música y la pintura, son las que necesitan mayor inversión y apoyo para la
preparación de aquellos venezolanos ansiosos de incursionar por el mundo del
entretenimiento y las artes.
Sin
embargo, en este ámbito comprendemos que no es falta de preparación, ni de
conocimiento, ni mucho menos de ganas, únicamente es cuestión de presupuesto,
para que la educación superior venezolana vuelva a estar entre las más
laureadas internacionalmente.
La Universidad de los Funcionarios
Públicos: Sí, es
quizás esta la guindilla del pastel, lo que faltaba para terminar de conmemorar
espacios democráticos llevados a cabo por ciudadanos mejor preparados (la
Universidad para funcionarios públicos). En Venezuela a pesar de la abundancia
de opciones universitarias, y carreras, los ciudadanos con ganas de dedicarse a
la función pública carece de preparación, y en consecuencia, aptitudes para
llevar a cabo funciones públicas. Sí, no dudo de la capacidad de contadores,
ingenieros y juristas de nuestro país, mucho menos de los académicos; sin
embargo, servir, no es lo mismo que teorizar o practicar. Para el servicio de la
función pública hace falta ante todo una enorme vocación, para comprender que
quien se encuentra envuelto con los poderes del Estado, no lo hace para
llenarse de regocijo, placeres, y beneficios propios, sino al contrario, para
servir (no ser servido). En muchos de los ámbitos de servicio público de
nuestro país, muchas veces la clave de entrada está en un conocido (una
palanca) y no en el reconocimiento de la preparación del ciudadano. Para la
función pública, me atrevería a decir, es mucho más importante la preparación
espiritual y social, las capacidades comunicacionales y aptitudes, antes que la
misma capacitación técnica (sobre todo si dicho servicio conlleva en sus
funciones el trato con ciudadanos).
Por eso es
importante forjar un instituto universitario superior que se encargue de dotar
de capacidades y aptitudes a los futuros funcionarios del país. Por recursos e
infraestructuras no deberíamos preocuparnos; hoy gracias a las bondades del
internet, se pueden implementar cursos anuales de preparación para aquellas
personas ya avaladas con un título superior. La carrera de funcionario como
tal, aquella cuya mínimo duración deberá sobrellevar cuatro años, donde
aprendan de diplomacia, habilidades sociales, política, historia, derecho,
economía, y demás, sí debe establecerse en sedes físicas. Pero fácilmente
pueden ser incorporadas a casas de estudio ya establecidas. Para el otro grupo
de profesionales, (el médico, ingeniero, psicólogo, abogado, contador, músico,
arquitecto, biólogo, ect.) Un post-grado de un año, en función pública, puede
darle el aval, y también la preparación
necesaria, para lidiar con los problemas del ciudadano común, y también del
país.
Sí
mediante una ley obligamos que aquel que quiera ejercer funciones públicas
obtenga un aval superior, titulo reconocido, nos aseguraremos que al llegar a
un registro, alcaldía, SENIAT, o cualquier oficina pública, recibiremos una
mejor atención, mayor eficacia en la solución de nuestros problemas, y de
seguro muchas más sonrisas.
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