Tierra Prometida


Tierra Prometida
           
Tierra prometida; bien podríamos titularlo “Proyecto Venezuela” o como se nos venga en gana ¿Acaso importa? No lo creo, los títulos poco importan si el contenido está lleno de mierda. Sí, para qué omitir vulgaridades si este es el país en el que vivimos. Los títulos llamativos solo son evocados para llamar la atención cuando un contenido no es lo suficientemente, ¿adecuado? A mi entender la elegancia y aristocracia es un modelo de liderazgo fracasado del pasado, vivimos en el Siglo XXI, en el tiempo de las comunicaciones y redes sociales, donde tratar de esconder nuestra humanidad es como sepulcrarse en vida (algo terminológicamente imposible). Por eso hay que ser sincero, hablar claro, no modificar nuestro léxico para elaborar un escrito y manifestar una opinión. Quien quiera propagar hoy en día “no una revolución”, porque ese término ya ha sido tergiversado por los miles de protagonistas políticos de nuestra historia, que piensan que revolucionar es simplemente cambiarlo todo, no importa si para bien o para mal, pero cambiarlo todo, a punta de billete o a punta de bala, como sea, pero cambiarlo; entonces tal término no sería el fin de este ensayo, pues de por sí no lo es. Mejor hablemos de evolución, crecimiento, superación, y sobre todas las cosas: unidad. Unidad que es lo que tanta falta le hace a nuestra Venezuela. Quien quiera ser cabeza del desarrollo y evolución de nuestra nación tiene que ensuciarse las botas, ponerse la bandera al hombro, acompañarse de los más preparados sin importar color o bandera política, y simplemente trabajar por Venezuela, trabajar es lo único que se puede hacer, no hay de otra.  
Todo empieza por una causa y es precedido siempre por una razón ¿La causa? Venezuela, lugar en el que como yo, actualmente residen otros treinta millones de habitantes, algunos de distintas procedencias, de diferentes creencias, razas, pensamientos, religiones, educación, y todos acompañados por las millones de circunstancias que le habrá deparado su existencia. Aunque todo venezolano, nacido aquí o allá, tenemos una cosa en común: Venezuela.
Para que quede registro, pues cuando se escribe es para la historia, estas letras comienzan a escribirse un miércoles por la tarde en el mes de Diciembre del año 2013 en la ciudad de San Cristóbal, a eso de las seis treinta de la tarde cuando la luna empezaba a postrarse en el cielo y sacudía de su lugar al sol. Se acababan de celebrar tan solo hasta hace un par de días unas elecciones municipales en todo el país, dónde los únicos vencedores resultaron ser los contratistas del CNE y toda su burocracia. Primer error, al menos el primero que señalamos. Sí, estamos en tiempos de crisis económica, de una superinflación “disfrazada”, y el gobierno en vez de reducir el gasto público, se empeña en programar elecciones por separado cada año para favorecer sus intereses políticos.
Aclaro antes de continuar. No pretendo con este ensayo atacar tendencias ideológicas, perjudicar o favorecer cierta corriente política en el país. Lo único que pretendo es aportar soluciones a la serie de errores que han venido cometiéndose en Venezuela; no desde hace 15 años cuando llegó Chávez al poder, ni hace 40 años en las épocas doradas de AD y COPEI, ni tampoco cuando Juan Vicente Gómez. Todo aquello atañe al pasado, y hoy en día sin importar la tendencia ideológica, ni lo que sucedió hace 10, 20, o 200 años, debemos luchar todos por nuestra país. Porque sí, aunque los chavistas sean celosos en cuanto a sus pretensiones e invoquen constantemente a los milagros del socialismo, no pueden negar que el país está hecho mierda, quizás peor que nunca. Y el pueblo opositor tampoco puede negar que ha puesto la cagada más de una vez.      
La creencias hacía los personajes políticos en nuestros país ha caído absolutamente desmoronada. Para el venezolano “político” ya es sinónimo de ladrón, mamaguevo, farsante y corrupto. Sí, hasta el más honesto de todos al servicio del gobierno, no escapa de estas características. Inclusive he escuchado a contemporáneos, y personas mayores aludir que la anarquía es la solución para nuestro país ¿De verdad? ¿Hay gente tan estúpida? ¿Personas que piensan que podemos vivir sin un gobierno, sin leyes, sin autoridad? ¿Acaso los dos mil años de historia, y la prehistoria fueron en vano? Evolucionamos, creamos el derecho, las leyes, las instituciones, ¿para volver a la anarquía y proteger nuestro territorio con machetes? ¡De verdad hay gente estúpida!, y lamento al que le aluda esta opinión.
Bien, la anarquía, no es ni será nunca opción, ni siquiera forma parte de una opinión acertada. Lamentablemente aquí tendremos que ser excluyentes, pues la solución no es ni será nunca involucionar, si no evolucionar. Tenemos todas las herramientas a mano, el talento, la inteligencia, nuestro país, y los recursos; solo nos falta, aunque suene un poco vulgar “un poco más de huevos” eso sí, porque no podemos arrodillarnos siempre a esperar que Dios se acuerde de nosotros y acabe con nuestros problemas. Protagonistas no somos todos, pero deberíamos serlo.
A todos aquellos que tengan una mala opinión sobre el político recuerde: antes que ser político es persona, y antes de ser persona es venezolano; antes de ocupar ese puesto desde el que ahora todos se jactan “lo que hace es robar” también deambuló por la calle como cualquiera, y sí está allí fue porque el pueblo lo eligió, y si estando allí se equivoca uno, se equivoca el otro, se equivocan todos; pienso que el problema no es el político, el problema es la gente. Sí, el venezolano es oportunista “coño e madre”, facilista, egoísta y apátrida, por feo que suene, la mayoría de venezolanos es apátrida, pues todos hablan mal del país, adentro y afuera, los de adentro se quejan y los que están afuera no hacen más que criticar, ¿pero quién aporta soluciones? ¿Quién quiere sacar esto adelante? Allí es donde pretendo encontrarme con quienes lean esto.

Habría que empezar de arriba abajo en todos los niveles de vida. Desde nuestra crianza, hasta nuestra educación, nuestra preparación y evolución, no solo como personas, sino también como ciudadanos, ciudadanos venezolanos, que le debemos a Venezuela una mejor vida. A partir de allí comienza nuestro análisis, a partir de allí nace nuestra nueva ideología, nuestro proceso de evolución, el cual no será guiado en pasos, por orden, y acentuación. Ya que esto no es una remodelación, sino una reconstrucción, habrá que empezar de cero y surgir, ¿y cuál es el problema? Si lo hizo la Alemania post-nazi, nosotros también podemos hacerlo. Adelante Venezuela.

Comentarios

  1. No se trata de empezar de cero porq es casi imposible! Se basa en educar al niño desde el principio llenandolo de amor, posibilidades para que triunfe como una gran persona. Cuando llegue ese día si empezaremos la era post-chavez. Un saludo!

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