Hecho en Venezuela
El hecho en Venezuela se ha venido utilizado últimamente como un eslogan
político por cierta tendencia política del país, lo cual de por sí no es nada
desacertado. Pero más que un eslogan político, se merece ser utilizado como un
eslogan social y ciudadano. “El hecho en Venezuela” es la marca de todos los
nacidos dentro de este territorio, y todo aquello que ha sido producido por el
ingenio fecundado en el mismo lugar. Hecho en Venezuela debe ser algo que
podamos encontrarnos en Rusia, Singapur, Nigeria, Canadá, Marruecos, Argentina,
Nueva Zelanda, y cualquier rincón del planeta, y también del espacio de ser
posible. Que lo que aquí se haga sea producto de orgullo antes que otra cosa,
comenzando claro está, como ya se ha aclarado anteriormente con las políticas
internas de nuestro país, para así en un futuro poder exportar nuestros
productos, nuestro arte y nuestra cultura; que no sea sólo él crudo.
Hecho en Venezuela: el ordenamiento jurídico, la economía política y las
políticas económicas, todas deben girar entorno y en base a las necesidades de
la Venezuela de hoy ¿Qué tenemos hoy como país? Una sociedad extremadamente
violenta y absurdamente armada. Un pueblo polarizado en dos bandos fácilmente
identificables que lamentablemente acuden a la agresión antes que al dialogo.
Un Estado ineficiente y corrupto cuya única política es: pan pa hoy, hambre pa
mañana. Ciudadanos resentidos y manipulados por lavados cerebrales acometidos
por dólares financiados exclusivamente por el petróleo. Un país que se
encuentra ampliamente endeudado y embargado que ha logrado sostener la
“revolución” malcriando a la población regalando comida, televisores, aires
acondicionados, una que otra casa, mucha publicidad, y destruyendo al
empresario privado. En síntesis: un país quebrado; mejor dicho, un territorio
donde vive mucha gente y el que tiene plata y está en el poder hace lo que le
da la gana.
¿Por dónde empezar? ¿Un líder o un proyecto? ¿Qué fue primero el líder o
el proyecto? Primero debe consolidarse un proyecto de país, y acorde al modelo
de país ir forjándose aquel líder capaz de llevar la teoría a la práctica. Segundo
grave ERROR. En Venezuela se han ido
constituyendo los lideres dependiendo del momento histórico que atraviesa la
nación, los lideres momentáneos han subido al poder impulsados por las
necesidades inmediatas del pueblo, más no por promover un proyecto coherente y
a largo plazo que le brinde al país la estabilidad política que tanto necesita.
Hechos contundentes que marcaron nuestra historia y definieron un antes y un
después sin duda alguna es el “Caracazo”, aquello que lo vivieron pudieron
observar un par de años después una esperanza en las palabras rebeldes de Hugo
Chávez quien le brindó esperanza a los más desesperanzados (que eran mayoría) y
prometió acabar con la política de la cuarta República; la cuarta República fue
la respuesta a la dictadura, antes de dictadura hubo caudillismo, antes de eso
ni siquiera existía el petróleo, y eso ya como que forma parte de otra
historia. Pareciera ser otro país, de hecho lo es, Venezuela con y sin petróleo
son dos historias totalmente opuestas.
Hablemos de lo que nos concierne y como hemos llegado al hoy, lo cual
expeditamente nos brindará el porqué.
Socialismo, igualdad, justicia, ¿había anteriormente tanta desigualdad
en Venezuela? ¿Es más justo que haya nuevos ricos surgidos del gobierno a que
sean los mismos ricos de siempre? Cosas que de momento no atañe entra a
debatir. El discurso del entonces “Candidato de los pobres” el cual a la postre
sería el futuro Presidente de Venezuela, y uno de los más importantes de su
historia por su peso político, venía cargado de odio, división, venganza, y una
supuesta compensación con las clases bajas del país petrolero. Esa masa
abundante y mayoritaria seducida por ese discurso pasional, ese intrépido
lenguaje corporal, ese hablado sin tapujos, esos improperios que atacaban
justamente lo más odiado por el pobre, llenó de ilusión y esperanzas a ese
pueblo olvidado, pero sobre todo lo lleno de un amor ciego y devoto para con su
nuevo líder, y de un odio irracional hacia cualquier cosa que no se vistiera de
rojo ¿Qué fue lo que hizo Chávez? Hablar muy bien, bastante bien, al menos para
lograr dominar a esa clase social que lo llevaría al poder, y lo otro: copiar
un modelo político comprobadamente fracasado como lo es el cubano.
Cuba actualmente es una isla en la cual residen aproximadamente 12
millones de habitantes, con una superficie unas nueve veces más pequeña que la
de Venezuela. Demás está decir que la isla actualmente no le entrega a sus
ciudadanos las mejores condiciones de vida, en todas partes pueden conseguirse
artículos relacionados a la vida social y económica de la isla por lo cual no
entraremos a analizarle. Sin embargo hablaremos de Venezuela, un país que como
ya hemos dicho posee una superficie terrestre considerablemente mayor, con un
número de habitantes también muy superior, y quizás con las mayores riquezas
minerales y naturales de toda Latinoamérica.
Independientemente de que tan exitoso o no haya sido el proceso político
llevado en la isla de Cuba, copiar su modelo político y sumirse a toda merced a
las disposiciones políticas emanadas por los mandatarios cubanos, no es
precisamente la muestra de soberanía que tanto reclaman y vociferan los
miembros del bando oficialista en nuestro país. Si algo tiene clara la
población venezolana, me permitiré referirme respetuosamente al bando opositor
y tomar palabra por ellos, es que no queremos estar sumidos a la tempestad y al
temple del imperio norteamericano como tantas veces ha presagiado el bando
oficialista, de hecho el modelo económico de los Estados Unidos de por si es
absolutamente incompatible con los intereses de nuestra nación. Pero, ¿tiene
algo de doble moral el hecho de reclamar soberanía y autonomía para despegarse
de los intereses de la nación más poderosa del planeta, para entonces sumirse a
los caprichos de una de las naciones más decadentes del mundo entero (económicamente
hablando)? Ese dicotómico discurso ¡Somos independientes! ¡Fuera los gringos!
“Cuba dime qué hacer” no calza entre los planes de una nación que trabaja
seriamente para alcanzar una verdadera y real independencia, ya que así
“ideológicamente” se hablen pestes de los Estados Unidos, por otra parte
seguimos alimentando sus arcas con nuestro petróleo y de esa manera propagamos
a que sigan proliferando ese modelo económico consumista alrededor del mundo.
Entonces… ¿qué hacer?
Bien, para comenzar lo ideal sería desligarnos y “prácticamente” olvidar
o deshacernos de toda influencia externa. Sí. Olvidarnos del mundo. Aislarnos.
Igual como cuando una persona pasa por tiempos difíciles y necesita tiempo para
sí solo, eso mismo es lo que necesita Venezuela, reencontrarse consigo misma,
aprender a conocerse, preocuparse primero por ella, segundo por ella, y tercero
por ella. No pretender jugar a ser el “Santa” de la región, el que copla de
regalos las puertas de nuestros países vecinos, es que digo, ¿quién en su sano
juicio teniendo un caos en casa, sale a la calle a despilfarrar dinero y a
intentar resolver los problemas ajenos?
El país lo que necesita urgentemente es una absoluta y extrema
“venezolanización" término infrecuente que a partir de ahora deberemos
empezar a utilizar con más recurrencia. Necesitamos acabar con el apartheid
político y convertirnos en ciudadanos antes que en proselitistas fanáticos. De
Venezuela han surgido líderes imponentes, incansables, predominantes, han
surgido brillantes músicos, poetas, ingenieros, artistas, escritores, juristas,
científicos reconocidos mundialmente, empresarios, médicos, pensadores e
intelectuales; la verdad es que si cada uno de nosotros miramos un poco hacía
adentro podremos darnos cuenta fácilmente que afuera no tenemos nada que
buscar, que el simple hecho de “importar” debería ser visto como un insulto
hacía nuestra soberanía y la supuesta “independencia” que proliferan hoy en día
los funcionarios del gobierno. Durante décadas, antes de que se diera en pleno
la “Revolución Industrial” fuimos grandes exportadores de café, cacao, algodón, azúcar, anís, almidón,
bronce, cebada, coco, cebolla, caraota, cobre, maíz, papa, queso, ron, y miles
de cosas más que no mencionamos para no aburrirles;
nuestros campos fértiles abonaban producciones agrícolas suficientes para
satisfacer la demanda nacional; con todo el aparato económico puesto en marcha
y productivo, se dio a cabo el descubrimiento del crudo, el cual se convirtió
en el implemento perfecto para acelerar el crecimiento abrupto que sostuvo
nuestro país durante algunos años. Pero todo aquel paraíso, todo ese sueño del
cual todos los europeos zarpaban a mediados del siglo pasado buscando una mejor
esperanza de vida llamada “Venezuela” fue destruyéndose poco a poco gracias a
los vicios fomentado en la sociedad venezolana de aquel entonces, el facilismo
se adueñó del ciudadano común protegido por los avaros intereses de los
gobernantes, lo cual fue mermando la capacidad productiva y la fuerza obrera;
dichos vicios, condenables en todo el sentido de la palabra, son totalmente
superables si la nación se aplica a un plan de contingencia estricto, ordenado
y diseñado exclusivamente para salir, no sólo de la crisis económica del país,
sino también de la crisis social, de esa crisis a la que hemos sido expuestos
debido a la falta de valores en nuestra nación.
Ahora es donde queda camino por recorrer, ahora es donde tenemos
oportunidades para el renacimiento de Venezuela y la consolidación de ese
Estado paradisiaco que todos anhelamos y estas tierras se merecen. Adelante
Venezuela.
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