El mensaje de los soldados constitucionales en el exilio al Gobierno de Juan Guaidó
El pasado lunes
22 de abril tuve la oportunidad de conversar con un grupo de militares en
Cúcuta, aquellos que desafiaron el régimen para ponerse del lado de la
Constitución y reestablecer la democracia venezolana. Desde aquel fatídico 23
de febrero hasta hoy han pasado dos meses, dos meses en los que más de mil
soldados venezolanos han tenido que lidiar con el exilio forzoso y la
angustiosa espera de una orden que les devuelva la esperanza.
Si en algo
coinciden los uniformados es en que no esperan dádivas de nadie, quieren
trabajar para poder enviarles dinero a sus familias, pero su condición de
refugiados no se los permite. Comen tres veces al día, un alto porcentaje está
bajo techo en hoteles de Cúcuta, gracias a la hospitalidad de la Cancillería de
Colombia, no obstante están inconformes, sienten que Juan Guaidó y su equipo de
gobierno no ha sido transparente con ellos, y tampoco los han escuchado. Están
ansiosos por restituir la democracia en el país, dicen estar dispuestos a dar
la vida por Venezuela si hace falta, pero consideran que el Presidente Interino
en su carácter de comandante en jefe debe dar la iniciativa; aceptarían el
apoyo militar de los Estados Unidos para librar una misión de libertad y
aseguran que de darse esta operación, más del 80% de las Fuerzas Armadas en el
país depondría las armas, pues no están dispuestos a sacrificarse por la
dictadura de Nicolás Maduro.
Los soldados
patriotas venezolanos con los que hablé pertenecen a diferentes organismos de
seguridad, llegaron a Cúcuta de diferentes maneras, algunos ya lo habían
planeado, otros lo hicieron fortuitamente, pero todos coinciden en el deseo de
volver a su país. Por motivos de seguridad de sus familiares en Venezuela, y
ciertas restricciones que les ha impuesto la Cancillería en Colombia, me han
pedido no revelar sus nombres; sin embargo, su mensaje es homogéneo y sin
rupturas: están dispuestos a dar sus vidas por el país, solo están esperando la
señal.
El interlocutor
principal con el que converso viene de Caracas, mi primera pregunta fue:
—
¿Cómo
hiciste para escapar de Venezuela?
—
Estábamos acuartelados porque era viernes 22, un día antes del sábado 23 de febrero. Nos
acuartelan por las protestas que se pueden formar, o los alzamientos que puedan
ocurrir. Yo estaba en Caricuao. Yo ya tenía planificado alzarme en contra del
gobierno, pero me di cuenta con mi grupo que desde Caracas no podemos, ningún
militar, ningún teniente coronel puede alzarse por la inteligencia cubana, por
la inteligencia del DGCIM, que tiene intervenidos nuestros teléfonos, por eso
se hace imposible.
—
¿Cómo
hacen ustedes para determinar quién es confiable y quién no? Porque asumo que
deben haber muchos efectivos militares con ganas de acabar esta pesadilla, pero
no actúan por miedo.
—
El miedo es latente, y lo que acabas de decir es
muy cierto, hay comandos de la Guardia, comandos del Ejército y Comandos de la
Policía, que me dicen: si llega una intervención estadounidense nosotros nos
vamos a nuestras casas, no le vamos a hacer frente. O si llega una intervención
con ustedes al frente, nosotros los vamos a apoyar, el 80% de la tropa va a
apoyar, otro 10% se retirará a su casas, y el porcentaje restante son los
generales y demás miembros de las Fuerzas Armadas que forman parte de la
estructura de corrupción, pero un 80% de los cuerpos militares van a dar la
batalla a favor de la constitución.
—
¿Ustedes
mantienen contacto con funcionarios dentro de Venezuela?
—
Nosotros hablamos constantemente con ellos,
siempre nos preguntan qué cuál va a ser el día, para ellos tomar las
previsiones y ayudarnos.
—
¿Hay
oficiales dispuestos a defender a Maduro?
—
Sí los hay, pero son una minoría, y son ese
grupo que han manejado grandes cantidades de dinero y droga, por ello están
comprometidos con esa causa.
—
Retomemos
porque nos desviamos, ¿cómo fue que lograste salir de Venezuela?
—
Dándome cuenta hace meses que desde adentro no
podíamos ordenarnos para derrocar al régimen, incluso yo traté de contactar con
Óscar Pérez cuando él estaba en su proceso, pero por distintas razones no pude,
sobre todo por la desconfianza entre los cuerpos de seguridad, ellos estaban
evaluando con quien unirse, pero en ese momento se regó la información y los
abatieron, los asesinaron. Cuando sucedió eso, se hizo más evidente que desde
Caracas no íbamos a poder actuar.
—
¿Por qué
consideras que Óscar Pérez no tuvo éxito?
—
Él logró muy poco para lo que pudo haber hecho,
porque al igual que Guaidó, estaba esperando que el régimen se quebrara por
dentro.
—
Pero
Guaidó todavía no había entrado en el juego en ese momento.
—
No, no, pero me refiero, que esperaba un quiebre
y un apoyo que nunca llegó. A cada comando que llegaba intentaba sumar
refuerzos, porque no tenía suficiente batallón para llegar a Miraflores o cazar
a Maduro. En definitiva, en ese momento, tanto yo como otros compañeros
estábamos a la expectativa de que algo pasara, vi oportuno el 23, ya que el 22
el presidente Guaidó anuncia que está en Cúcuta, nos pusimos en contacto con
algunos dirigentes para ingresar la ayuda humanitaria, por la fuerza o como
fuese posible con nosotros al frente, que tenemos entrenamiento y preparación
con armas, para aguantar gases lacrimógenos, y pensando en todas esas cosas yo
decido el viernes en la mañana salir de Caracas a San Cristóbal en moto. Salí
uniformado, en los puntos de control no tenía problema pues decía que iba al
Táchira por labores de inteligencia. Tardé 11 horas en moto en llegar a San
Cristóbal, y a la mañana siguiente me preparo para ir a San Antonio. Yo tengo
un primo que es guardia que me ayudó a llegar a San Antonio, allí tuve que
burlar a los funcionarios y a Freddy Bernal, pues él conoce mi rostro. Ya en la
frontera, los dirigentes de oposición estaban hablándoles a los Guardias,
tratando de convencerlos de pasarse al lado correcto de la historia…
—
Disculpa
que te interrumpa, pero, ¿por qué crees que ese mensaje no termina de calar en
los efectivos militares?
—
Por miedo, sobre todo el miedo a lo que puedan
hacerle a nuestros familiares. Había olvidado contarte, yo al salir ya tenía
preparados los escondites para mi familia, fuera de Caracas, pues yo sé cómo
actúa el DGCIM y el SEBIN, y al darse cuenta que había desertado, buscarían a
mi familia para torturarla y hacer que yo me entregue. Yo ya había cuadrado con
amigos para que al cruzar la frontera la escondieran.
—
Comprendo.
—
Bueno, entonces para seguir, en un momento
comienzan a lanzar bombas lacrimógenas, se forma un despelote, y entonces
aprovecho para arrancar a correr y cruzar al lado colombiano. Una vez allí los
funcionarios colombianos me protegen y me llevan a migración, allí comienzan a
hacerme diferentes preguntas pues desconfían de mí, y es normal que lo hagan
porque vengo de un grupo muy cercano al dictador, que se ha encargado de
cometer exterminios, ajusticiamiento y torturas.
—
¿Qué
sucede una vez que ustedes están en Cúcuta, los efectivos cruzaron por su
cuenta o habían conversaciones previas con dirigentes del gobierno interino?
Porque en total son más de 1000 funcionarios.
—
Una gran mayoría cruzó de forma espontánea, yo
sí fui coordinado, venía con un propósito. Muchos simplemente cruzaron porque
no querían formar parte de eso, de la represión. Pero si habían unos efectivos
cuya misión era apoyar el ingreso de la ayuda humanitaria, pero no nos
permitieron actuar.
—
¿Quién no
los deja actuar?, ¿qué sucede después que ustedes cruzan la frontera?
—
Bueno, la inteligencia colombiana empieza a
hacer sus estudios, comienza el papeleo, para detectar infiltrados, prontuarios
policiales, delitos, por seguridad nacional, y eso se entiende, pero eso se
tuvo que haber previsto, pues perdimos todo el día en eso, y perdimos una
oportunidad perfecta para actuar.
—
¿Hubo
mucha improvisación?
—
Sí, fue muy improvisado, los líderes no se
agarraron los pantalones.
—
Y parece
que tampoco hubo una respuesta o coordinación para el día después.
—
Con respecto a eso, a nosotros nos dan el
estatus de refugiado, ni siquiera de asilo de político, sino refugiado. Una
condición muy baja, porque no nos permiten trabajar, no nos permiten acceso a
documentos legales para desplazamiento, con un salvoconducto que tenemos que
renovar cada tres meses, sin derecho a trabajar.
—
¿Dónde
viven, cómo comen?
—
Cómo somos aproximadamente 1000 funcionarios los
que quedamos, un poco menos, luego de sacar algunos infiltrados, hay 4 hoteles
en el centro de Cúcuta, y uno cerca de Villa del Rosario. Tenemos las tres
comidas y el techo, tenemos un horario de salida y entrada, no podemos llegar
después de las 7 de la noche.
—
Yo he
visto los últimos meses militares quejándose de que no se han hecho cargo de
ellos, pero según lo que comentas tienen comida y techo.
—
Sí, eso es correcto, hacia nosotros la atención
es comida y techo. Pero más allá de ello, el gobierno interino de Juan Guaidó
tiene que ser consciente que nosotros estamos dejando un trabajo allá con
familia, nosotros no estamos pidiendo que nos mantengan, nuestra prioridad es
que nos den un estatus legal para poder trabajar y traernos a nuestras familias
que están siendo perseguidas y pasando hambre. Entonces que se avoque a
resolver nuestra situación, porque somos nosotros los que si se decide, vamos a
dar la vida por la causa, por la libertad.
—
¿Entonces
ustedes lo que desean es que les permitan trabajar?
—
Claro, nosotros no queremos que nos regalen
nada, nosotros queremos hacer algo, queremos trabajar y también queremos
cooperar con la justicia, tenemos información, ubicaciones, tenemos nombres de
los colectivos armados, nombres de generales corruptos, y queremos aportar.
—
Escuché
en una entrevista de Blu Radio que debido a la situación de los militares
venezolanos en Colombia, han surgido ofertas de grupos paramilitares para
reclutarlos.
—
Sí, eso es muy cierto, al ver la demanda de
nosotros, grupos delictivos ELN, paramilitares, ofrecen vacantes en su grupo.
Pero yo solo tengo conocimiento de un solo funcionario que ha aceptado.
—
¿Qué
ofrecen?
—
Bueno, una buena paga.
—
¿Tienes
una cifra?
—
Desconozco hasta allí.
—
En tu
conocimiento interno sobre el funcionamiento de las Fuerzas Armadas en Venezuela,
¿qué estarían esperando para dar el golpe y terminar con la dictadura?
—
Bueno, definitivamente las FANB no van a actuar
en Venezuela por su cuenta.
—
¿No lo
hacen por miedo?
—
No lo hacen por miedo porque no hay
coordinación, recuerda que las telecomunicaciones están intervenidas, entonces
yo no puedo llamar a mis compañeros en el comando del Zulia, estando en Caracas
para decirle: mira, a tal hora, a tal hora. Entonces como no hay coordinación
es imposible proceder, es imposible, hay mucha inteligencia.
—
Explícame
como es el tema de la inteligencia cubana.
—
Bueno, ellos están en los comandos de
inteligencia y el DGCIM, varios comandos del ejército, del CEOFAN, y en la
policía o el FAES, en la escuela de la FAES. Allí hay oficiales cubanos que
actúan directamente, pero si se reúnen con directores y supervisores y dicen
que hacer y qué no hacer.
—
¿Sabes de
casos de militares que han sido interceptados por la inteligencia cubana?
—
Sí claro, hay oficiales de las FANB que han sido
interceptados.
—
¿Cómo los
descubren, por mensajes?
—
Sí claro, por mensajes, por estar hablando mal
del gobierno, por estar en desacuerdo con órdenes de los generales, y también
por algunas llamadas.
—
¿Qué pasa
con esos militares?
—
Bueno los torturan, a ellos los toma el SEBIN
para sacarle información, y les practican la tortura eléctrica, ahogamiento,
asfixiamiento, candela, el hambre, la sed, y no hay nadie que detenga eso.
—
¿Qué caso
conoces tú de tortura a militares?
—
Bueno, todos saben el caso del primer teniente y
Capitán Caguaripano, ellos fueron interceptados en la Cota Mil, avenida Boyacá.
Saliendo un poquito de tema ahí, un paréntesis, Carlos Ocariz fue el que
participó en esa detención oíste, porque él era Alcalde del Municipio Sucre, y
quien lo detiene es la policía del Municipio Sucre, entonces, ¿a qué estamos
jugando? O sea, estás trabajando con quien atrapó al negro, porque el capitán
pudo haber hecho mucho.
—
¿Cómo es
la persecución de los familiares de los militares que desertaron?
—
Bueno en mi caso, al pasar y llamar escondieron
a mi familia, a la hora de haberlo anunciado, están allanando mi casa, —decidí
omitir la ubicación de la casa del militar, para no brindar información sobre
su familia—, a mí me hicieron llegar las fotos de las FAES allanando mi casa.
Si mi familia hubiese estado allí las hubiesen torturado hasta encontrarme.
—
¿Cómo
hacen los militares en Venezuela para sobrevivir?
—
Está la caja CLAP, que llega mensual a los
funcionarios, y también está la extorsión, el tigre, el rebusque. Actualmente
se está comiendo puro carbohidrato, es imposible comprar proteínas, no alcanza
el sueldo. No se está comiendo bien en Venezuela, se está pasando hambre.
—
Para
culminar, ¿cuál sería el mensaje de ustedes para Juan Guaidó?
—
Él como Comandante en Jefe, debería dar la
moral, cuando un Comandante en Jefe da la moral, el ejército lo sigue a ciegas,
así escasee la comida, escasee el agua y las municiones.
—
En ese
caso, ¿ustedes pueden dar fe de que aquí todos están dispuestos a cruzar la
frontera y luchar por la libertad de Venezuela?
—
Sí, el 95%,
porque como te digo, hay uno que otro infiltrado, y otros que se
aprovechan del techo y la comida. Pero cuando yo te digo que como Comandante en
Jefe debe dar la moral, debe reunirse con su ejército, como lo hacen todos los
presidentes, porque eso es algo que lo sostiene, y que a la hora de un ataque o
una invasión, quien va a salir a dar la vida somos nosotros. Si él da la moral,
no solo al reunirse con nosotros, sino al darnos instrucciones los que están en
Venezuela se van a motivar, porque están necesitando un líder bueno, en
Venezuela hay líderes malos comandando. Guaidó creemos que es bueno, pero que
está rodeados de parásitos. Pero si él da la moral, nosotros lo vamos a apoyar,
y también lo harán muchos militares en Venezuela, pero si él no nos presta
atención ni siquiera a nosotros, los otros no se van a motivar.
—
¿Ustedes
piensan que la cooperación militar de Brasil, Estados Unidos y Colombia es
necesaria?
—
Es indispensable, indispensable, sin ellos no lo
podremos lograr. Nosotros apoyaríamos una cooperación con militares
extranjeros.
Comentarios
Publicar un comentario