Venezuela, la nueva Vietnam
En temas políticos tratar de pregonar desde la razón es un exabrupto;
toda opinión es un intento de darle forma a la realidad desde una perspectiva
subjetiva, pero nada más que eso. Las razones absolutas no existen.
Mucho se ha hablado
los últimos meses sobre la posibilidad de una intervención militar en Venezuela
por parte de los Estados Unidos, ¿es posible? Indudablemente sí, ¿puede suceder
pronto? A estas alturas lo estoy empezando a dudar.
Desde hace mucho
tiempo una gran parte de los venezolanos creemos que no hay salida posible a la
dictadura de Nicolás Maduro, que no sea por la fuerza. Esto, él mismo y su
equipo de “gobierno” se han encargado de ratificarlo adoptando posturas cada
vez más violentas contra los ciudadanos. Ya decía Maquiavelo que la mejor forma
de gobernar un Estado era destruyéndolo.
Ahora bien, desde
hace meses vengo siendo insistente con la urgencia y necesidad de invocar el
artículo 187 # 11 de la Constitución, y activar el principio del R2P, sin
embargo, ahora no lo veo tan claro, y seguro se preguntarán, ¿por qué?
Resulta que las
últimas semanas he estado leyendo, viendo documentales, películas e
investigando sobre las diferentes intervenciones que ha hecho los Estados
Unidos después de la Segunda Guerra Mundial,
y si algún patrón se repite es que estos golpes militares, son de todo
menos expeditos. ¿A qué me refiero?
Tomar la decisión
de intervenir nunca ha sido de forma vertiginosa, y por más que muchos
venezolanos quisiéramos que sucediera mañana, la realidad es que muy
probablemente no ocurra de esta forma, y lo mejor es aprender a administrar
bien las expectativas. Y sí, yo también me sentí frustrado y golpeado, pero lo
cierto es que no hay salida fácil de este grupo criminal y lo mejor es ir asumiéndolo,
para prepararnos y tomar fuerzas para seguir luchando.
Vietnam ha sido uno
de los reveses o el más grande revés de política exterior en la historia de los
Estados Unidos, ahora bien, ¿qué ocurrió allí?
Luego de la Segunda
Guerra Mundial, Francia intentó reestablecer el mandato colonial que tenía en
la Indochina tras la rendición de Japón, pero Ho Chi Minh, guerrillero
comunista, había declarado la independencia de Vietnam; luego de tensiones y
encuentros, Ho Chi Minh viaja a Francia para negociar, y a pesar de que en una
primera instancia hay una aparente aceptación de la permanencia de componentes
franceses en Vietnam, la tensión con fuerzas coloniales empezó a estallar.
En 1946 ocurren los
primeros ataques contra los franceses, y el gobierno francés no quería gastar
muchos recursos en dicho conflicto, por lo que pidió asistencia al presidente
Harry S. Truman, quien colaboro únicamente con gastos operacionales; años
después con Eisenhower en el poder, y la intromisión de chinos y rusos en la
expedición vietnamita, Estados Unidos estaba aportando 80% de los recursos para
evitar que Vietnam cayera en manos de un régimen comunista.
Se han publicado
grabaciones de John F. Kennedy en las cuales expresaba su malestar sobre la
guerra de Vietnam, y en las cuáles se cuestionaba el enviar soldados a combatir
en un país que a él no le importaba, y a sus ciudadanos tampoco. Sin embargo,
políticamente esto daría un mensaje de debilidad a la comunidad internacional
por parte de los Estados Unidos, al permitir la expansión del comunismo, razón
por la cual, una tras otro mandatario estadounidense, siguió enviando efectivos
a la guerra.
Durante muchos años
se mantuvo la tensión en territorio vietnamita, sin establecerse un claro
dominador, hasta que los choques y una derrota militar sufrida por los
franceses, llevaron a las partes en conflicto a acudir a la Conferencia de
Ginebra de 1954 para firmar un armisticio.
La
negociación establecía que la Indochina francesa debía dividirse en las
naciones independientes de Camboya y Laos, además Vietnam se separaría en dos
por el paralelo 17; el norte sería la zona de reagrupación del Viet Mihn y en
el sur se replegaría el ejército francés, además los ciudadanos tendrían 9
meses para decidir en cuál lado de las dos Vietnam deseaban permanecer; la
intención era que dos años después se celebrara un referéndum para decidir si
los países se reunificaban.
En el lado norte se
estableció un gobierno comunista liderado por Ho Chi Minh, y en el sur Ngo Dinh
Diem con el apoyo de la CIA dio un golpe de Estado y declaró la República de
Vietnam al terminar de sacudir a los franceses. En ambos Vietnam se instalaron
dictaduras, igual de asesinas y sanguinarias, solo que una era de corte
comunista, y la otra no parecía tener una ideología en concreto. En Washington
no estaban contentos con Ngo Dinh Diem, pero debían apoyarlos porque era su
ficha para derrotar el comunismo y evitar que se expandiera por toda Asia. En
los años sucesivos se dieron varios golpes de Estado por parte de militares en
el sur de Vietnam, provocado por la lucha de poderes y el gran descontento social.
En total hubo 10 gobiernos diferentes en menos de 18 meses; cada gobierno
rendía cuentas a Washington, pues estos les prestaban asistencia para evitar la
implantación del comunismo en el sur. No obstante, con el pasar del tiempo, y
la notable inestabilidad política, Ho Chi Minh decidió que había que reunificar
a las dos Vietnam, e implantar un gobierno comunista.
Miembros del Viet
Cong comenzaron a penetrar el territorio sur, la preocupación más grande de los
americanos era no saber distinguirlos, en conversaciones casuales una de las
expresiones más usadas era, ¿cómo podemos
distinguir un vietnamita del sur a uno del norte?
Desde 1960 había
miembros del ejército americano en territorio vietnamita, sin embargo prestaban
servicios de “asesoramiento”, nada más, e incluso en varias oportunidades se
perdieron vidas estadounidenses, y aun así, no inició de inmediato una
intervención militar. No fue sino hasta finales de 1964, cuando en Washington
se reciben reportes de la infiltración de más de 34.000 comunistas en el sur, esto
sumado a la debilidad de los gobiernos locales, y un par de ataques contra sus
efectivos militares, en particular al destructor estadounidense USS Maddox el 2
de agosto de 1964, hizo que el presidente Lyndon B. Johnson decidiera que había
llegado la hora de intervenir a Vietnam, tras 9 años de conflictos y 4 años de
presencia de militares norteamericanos en territorio vietnamita.
Los asesores
presidenciales de Johnson opinaban que una guerra declarada resultaría larga, con
muchas bajas militares y muy costosa. Sin embargo, también estaban al tanto que
de no demostrar carácter los soviéticos podrían intentar expandirse, y esto
ocasionaría una tercera guerra mundial.
El resto de la
historia todos la conocen, la guerra se postergó por años, y a pesar de
operaciones como la Rolling Thunder, donde se utilizaron más de 200 toneladas
de bombas, los comunistas en el norte nunca se rindieron, cada vez fueron
tomando más territorio, hasta que los estadounidenses se percataron que no
tenían posibilidad de ganar una guerra asimétrica, y decidieron retirarse de Vietnam;
y hasta el día de hoy, esa es la victoria más grande del comunismo.
Hoy en día Venezuela
juega el papel de Vietnam, aunque con circunstancias totalmente diferentes, y
estando en el patio trasero de Estados Unidos, y no de Rusia y China. No
obstante, lo que cabe destacar de todo esto, es que a pesar de que una
intervención militar pueda ocurrir, esto no quiere decir que sea pronto; por
muy duro que suene, es la realidad, por lo tanto, debemos reorganizarnos y
encontrar fuerzas de donde no las hay para seguir luchando contra la tiranía.
La presencia de
efectivos militares rusos en Venezuela no es poca cosa, tampoco se debe a cómo
dijo muy irresponsablemente el antiguo jefe de inteligencia militar chavista,
Hugo Carvajal, a una negociación entre potencias. Lo cierto es que la Guerra
Fría se ha reanudado, y Venezuela es el epicentro de la misma.
¿Es doloroso? Sí, ¿es
angustiante?, también. Pero ciertamente sería irresponsable decirle a la
ciudadanía que pronto vendrán los marines a rescatarnos y que esperen sentados.
En ese sentido, para mí las acciones de Guaidó comienzan a cobrar sentido. De
su parte sería un grave error pedir de manera formal la asistencia militar si
Estados Unidos todavía no ha dado luz verde, pues esa es la única carta que
tiene bajo la manga, y la razón por la que el régimen no lo ha apresado; si la
juega, y el chavismo descubre que es un bluff, de inmediato terminará en una
cárcel y game over.
Es difícil pedir que
tengamos calma (yo no la tengo), es difícil no sentir impotencia (la siento a
diario, a cada minuto y segundo), pero no podemos engañarnos ni crearnos falsas
expectativas. Lo cierto es, que al día de hoy, pareciera más efectivo, rápido y
eficiente, una salida del régimen motivado a un quiebre interno en las fuerzas
militares, que una intervención extranjera. Aunque sí, la verdad, yo soy
bastante escéptico de que los militares abandonen a Maduro, ya sea por miedo,
por dinero o por “lealtad”.
Los venezolanos hemos
quedado expuestos, y sí, somos la Vietnam del siglo pasado, una de las joyas en
discordia, la corona del cetro. Subestimar las fuerzas militares castrenses, la
infiltración de estos en las FANB, y ahora el apoyo de rusos, es un error;
Estados Unidos no lo comete, están estudiando bien todo el panorama.
¿Existen casos
exitosos? Sí. Como el resonado caso de Noriega, el de Saddam Husein, entre
otros, pero ninguno de ellos era parte de una guerra ideológica a nivel
mundial, y tampoco poseían tantos intereses económicos. Estos días que me he
determinado a cavilar me hice la siguiente pregunta, ¿y si el acercamiento de
Donald Trump con Kim Jong—un, más que un intento por reducir tensiones, es una
forma de encontrar un aliado en Asia que lo ayude a contener las amenazas rusas
para dar un paso firme en Venezuela? A lo mejor el magnate no es tan tonto como
parece, y si bien el tirano coreano es junto a Maduro, lo más despreciable del
mundo, ponerlo de su lado podría cambiar las reglas del mapa geopolítico.
Una vez más agrego,
que no pretendo tener la razón, yo lo único que espero es que esto termine
pronto, de la forma que sea, pero pronto.
El mensaje: a
reorganizarse, a seguir luchando, y a sobreponernos a pesar de las
adversidades, a no dejarnos derrotar moral y psicológicamente (ya sobre esto
hablaremos en otro artículo), porque el régimen también nos ha declarado la
guerra a todos los venezolanos.
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