El trágico discurso de Nicolasito el socialista desdichado
Cilia, y Cilio, ministros y
ministras, compatriotas y compatriotos… ¡se acerca el fin!, ¡ha llegado!, viene
por allí, ¡volando como un pajarito!, lamentablemente ahora somos una mitad
minoritaria, la otra mitad es mayor. Lo que no nos esperábamos está a la vuelta
de la esquina; los burgueses y su guerra económica han arruinado nuestro
proyecto social socialista con que pensábamos refundar la patria libre y
prospera de Bolívar, no queda otra, ¿verdad Cilia? tendremos que huir, no queda
de otra, ya no hay más, es decir que ya se acabó. He ordenado qué, ¡a partir de
ahora avoquemos todos nuestros recursos y esfuerzos a construir nuestro plan de
escape!, así es como nuestro querido comandante lo hubiera querido. Rápidamente
construyan botes de oro revolucionario para salir por mar abierto, expropien
los últimos pedazos de tierras parasitarias y capitalistas pertenecientes a los
fascistas para vendérselas a los pobres magnates chinos y construir con ello
aviones envueltos en dólares socialistas y cooperantes que servirán a los
aguerridos y humildes compatriotas y compatriotos combatientes que tanto
deberán sufrir ahora para poder transportar y sacar del país sus míseras y
escazas joyas de diamante y platino desechable.
Guárdense el petróleo, hasta en los
bolsillos, ¡sí!, ¿yo ya le dije a Cilia verdad? Ese bolso ¡Chan-nel blaq! (Channel Black), que le compré en China, que me lo
llene todito de petróleo que nos lo llevamos; porque ese petróleo nos lo legó
Bolívar únicamente a nosotros los hijos y
hijas de Chávez; no olviden tomar todas las divisas para llevárnosla
completicas, pues esas divisas jamás deberán volver a caer en manos de los
fascistas, capitalistas salvajes de ultraderecha endemoniados que las utilizan
única y exclusivamente para crear empresas y generarle empleo al pobre pueblo
bolivariano.
A los colombianos y colombianas me
los sacan de aquí, ¡a todos y todas!, que no quede uno pues, ni uno solito, no
quiero verlos más nunca en esta Latinoamérica unida y solidaria, pues esos
chupasangre se han comido toda la leche y el arroz que los pobres camaradas
combatientes han importado del exterior a dólar 6.30 ganándole únicamente cien
veces más de lo que les cuesta. Pobres camaradas, ¿te imaginas eso tu chico? Un
hijo de Chávez viviendo nada más de importaciones, la mayoría proveniente de
afuera del país, a 6.30, ganándose treinta mil, cien mil, o trescientos mil
dólares mensuales nada más, ¡no chico!, ¿cómo es eso? Los compatriotas
combatientes se esfuerzan mucho en importar toda esa comida a 6.30 para que
lleguen unos colombianos bachaqueros a comerse nuestra comida; así qué, con
nosotros, o sin nosotros, ¡eso el pueblo no lo puede permitir más nunca ni
jamás, ni un día más ni siquiera pues!
Enorgullézcanse, porque hemos hecho
durante casi dos décadas de esta, la tierra de Bolívar, una patria sana, justa,
sin ricos ni ricas burgueses y burguesas malignos con ganas de obligar a
trabajar a los hijos de Chávez y educar a la humanidad humana.
Sin más que decir me despido, Cilia,
y Cilio, ministros y ministras, compatriotas y compatriotos, nos veremos del
otro lado del continente por allá en Portugal, para luego ir a esas ciudades de
musulmanes y musulamanas donde nadie nos podrá quitar las riquezas que con
mucho esfuerzo y esfuerzas desfalcamos de la patria de Bolívar.
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