La banalización de las colas


Pensándolo bien tenemos una sola vida; sí, puesto que hasta que se demuestre lo contrario tenemos conocimiento de que solo se vive una vez. Si sacamos a contexto el hecho de que en Venezuela la esperanza de vida promedio es de aproximadamente 74.49 años de edad, aquello claro está sin incluir las personas que tienen una muerte violenta (puesto que aquella condición reduciría drásticamente nuestra esperanza de vida), podríamos decir que nuestro tiempo de vida ronda las seiscientos cuarenta y tres mil quinientos noventa y tres (643.593) horas; volvemos a acotar, aquello en caso de que Dios no quiera seamos víctimas de la vergonzosa tasa de homicidios que azota nuestro país. Ahora, situándonos en el contexto de que vivimos aproximadamente 643.593 horas, y pasamos diariamente un aproximado de ocho horas durmiendo, se nos reduce en un tercio nuestras horas de existencia llamémosle “consciente”, nos quedarían aproximadamente 429.062 horas de vida, si a aquello le restamos un promedio de 40 horas semanales de una supuesta jornada laboral, tendríamos ahora aproximadamente 283.986 horas de vida, y sí aunado a aquello hoy en día le sumamos las cuatro u ocho horas de cola que cada tanto debemos hacer para adquirir mercado y artículos de primera necesidad, más las que deben realizarse para cualquier trámite de la administración pública, ¿cuánto tiempo nos queda realmente para pensar, regocijarnos, evolucionar, compartir con nuestros seres queridos, cocinar, asear nuestros hogares, practicar nuestras destrezas deportivas, y vivir realmente la vida?
¿No se dan cuenta? Nos han esclavizado, sí, por más que muchos se nieguen a aceptarlo somos esclavos de nuestra propia “patria”, esclavos de un sistema político que abolió por completo no solamente la libertad de pensamiento, sino también la libertad de acción y emprendimiento, porque nos han obligado a pasar la mayor parte de nuestras horas sumidos en tareas banales y absurdas que consumen nuestro tiempo y nos obligan a desaprovechar nuestras horas de vida en la tierra. Esta situación inevitablemente logrará destruir la poca humanidad que tenemos, invariablemente desaparecerá por completo día tras día los innumerables talentos existentes en nuestro país, porque el ciclista no tendrá tiempo de entrenar porque tendrá que pasar la tarde haciendo cola para comprar el arroz y pollo del almuerzo, el artista plástico no podrá desarrollar su arte porque luego del trabajo que le representa una entrada económica tendrá que pasar el resto del día afuera del supermercado para comprar pañales para su hijo, el maestro no podrá enseñar porque pasó la mañana entera tratando de conseguir shampoo y desodorante para bañarse, de a poco inclusive el estudiante tendrá que dejar de hacerlo porque tardará días enteros recorriendo farmacias y haciendo colas para encontrar la medicina de su papá enfermo; a estas alturas no se jactan con expropiar tierras, fábricas, empresas, y maniatar la propiedad privada, ahora también vienen por nuestras vidas, nos chupan la sangre como vampiros endemoniados clamando “revolución” dejándonos en el esqueleto de una vida sin sustancia.
Lentamente han ido apropiándose de muchas cosas que van más allá de un gobierno, se han apoderado de nuestro tiempo, nos lo roban, para así poder controlar la forma en que transcurren nuestras vidas; si hay un sistema político más salvaje que este es aún desconocido, puesto que poco a poco pisotean nuestra alma, humillan la irrisoria dignidad que nos queda, y de esa manera empiezan paulatinamente a asesinarnos; sí, nos asesinan, tan inverosímil como suena, de a poco nos asesinan, porque de una u otra forma ya nos han quitado el tiempo de nuestras vidas.


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