El pez en el agua


Solemos pensar que la nuestra es una historia única e irrepetible, y sí, por supuesto que lo es, de manera individual y probablemente también en conjunto, pero son historias de trasfondos igualitarios. Porque a pesar de que la historia contemporánea de nuestro país ha presagiado el fracaso, esta misma historia ha venido repitiéndose a lo largo y ancho de nuestro continente, con las variables que aquello conlleva producto de la idiosincrasia de cada región, pero resultando siempre en un inevitable fracaso y cambio de rumbo.
Ejemplos de países que han optado por elegir sistemas populistas mediante la demagogia en los últimos cien años tenemos muchos, pero hoy quisiera hablar de uno en concreto y ese país es el Perú.
¿Por qué el Perú? Bueno la razón es muy sencilla, hace algunas semanas me dispuse a leer el relato autobiográfico del Nobel de literatura “Mario Vargas Llosa” que lleva por nombre “El pez en el agua” donde narra su niñez en el Perú y la frontera boliviana en los periodos comprendidos de 1946 a 1958, y un segundo período que abarca su carrera política hacia la Presidencia del Perú que a la postre terminaría perdiendo con Alberto Fujimori.
¿Qué importancia o relación tiene este relato a fines de nuestra reciente historia política? En cuanto a importancia diría que demasiado, y en relación muchísimo más ¿Por qué? Bueno, principalmente porque la historia del Perú es una historia con la cual muchos de nosotros podemos sentirnos identificados, aunque bien sus condiciones geográficas y climatológicas difieren un poco con las de nuestro país, el territorio inca está inmerso de grandes atractivos turísticos y riquezas minerales, una mescolanza de razas, los vaivenes de la manipulación política, y la utilización de mensajes de odio como forma de imponer sistemas políticos.
Fue en el año 1985 cuando Alan García fue electo Presidente Constitucional de la República del Perú por primera vez (sería electo nuevamente en el año 2006), y de inmediato comenzó a impulsar un modelo populista de izquierda que llevaría al Perú a tener niveles económicos de hiperinflación, por cuestiones de espacio me limitaré a dejarles un extracto del texto para que a partir de allí puedan comprender las similitudes del modelo impuesto en el Perú de hace tres décadas a la Venezuela de hoy en día:
“Alan García llevaba dos años en el poder y su popularidad aún era grande. A mí, su política me parecía una bomba de tiempo. El populismo había fracasado en el Chile de Allende y la Bolivia de Siles Suazo. ¿Por qué iba a tener éxito en el Perú? Subsidiar el consumo trae una bonanza mentirosa, sólo mientras se dispone de divisas para mantener el flujo de importaciones, en un país que importa buena parte de sus alimentos y de insumos industriales. Eso había estado ocurriendo, gracias al dispendio de unas reservas aumentadas por la decisión del gobierno de pagar sólo el diez por ciento de las exportaciones como servicio de la deuda. Pero esa política daba señales de agotamiento. Las reservas descendían; debido a su enfrentamiento con el Fondo Monetario y el Banco Mundial, bestias negras del presidente Alan García, el Perú había visto cerrársele las puerta del sistema financiero internacional; las emisiones inorgánicas para cubrir el déficit fiscal iban acelerando la inflación; el dólar mantenido a un precio bajo desalentaba las exportaciones y atizaba la especulación. El mejor negocio de un empresario era conseguir una licencia para importar con dólares baratos (había múltiples tipos de cambio para el dólar, según la «necesidad social» del producto). El contrabando se encargaba de que los productos así importados —el azúcar, el arroz, las medicinas— pasaran por el Perú como sobre ascuas y salieran hacia Colombia, Chile o Ecuador, donde sus precios no estaban controlados. El sistema enriquecía a un puñado pero empobrecía cada día más al país.”[1]
Las conclusiones las dejo a título personal, a lo largo del texto son innumerables las referencias hechas a nuestro país; por aquel entonces un buen número de amigos y conocidos de Mario decidieron emigrar del Perú por sus condiciones económicas, ¿y adivinen a donde lo hicieron? Sí, a Venezuela, a la Venezuela potencia de décadas atrás.
Como venía advirtiendo la historia se repite, con sus infrecuentes variables pero se repite, la Venezuela de antaño era un tierra de inmigrantes en busca de un mejor futuro, la de hoy una de emigrantes en busca de lo mismo; a Mario le tocó ver a sus amigos partir a Venezuela, y a título personal 30 años después a mí me tocó ver partir a uno de mis mejores amigos con destino al Perú, ¿cuándo será el día en que aprendamos de los errores ajenos?...



[1] Vargas. M. (1993) El pez en el agua. Madrid. Seix Barral Biblioteca Breve. Pág 18-19.

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