Los últimos segundos de vida


Retratos sordos que conspiran a escuchar las voces de la muerte. Nos paramos con nuestras sotanas negras y nuestras barbas generosas a ser retratados para intentar obviar lo ineludible. Éramos nosotros, algunos cuerdos, otros enfermos, paranoicos, pero todos absolutamente pasmados, se acercaba la hora del fin y nosotros lo sabíamos; de esto ni la fe nos puede salvar. En este monasterio pasamos la mayor parte de nuestras vidas, por aquí se fueron los años, las vivencias, las emociones y alcanzamos la vejez; hoy pensábamos inmortalizarnos a través de una imagen, congelar el tiempo, pero es inevitable, sabemos que la defunción nos llegará en cualquier momento, y lo único que podemos hacer es posar frente a una lente para que al menos quede constancia de nuestro paso efímero por la tierra.

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