¿Nadie piensa en la renuncia?
Mientras
en las calles se encuentra activa una lucha intensa por activar el referéndum
revocatorio, en las oficinas ministeriales del gobierno, y la alta cúpula
militar ligada al chavismo, se discute la renuncia intempestiva del Presidente
Nicolás Maduro. ¿Las razones? Su inminente falta de popularidad, lo que ha
mermado la imagen del chavismo en los barrios donde hasta hace un par de años
eran solo corazones.
El
agnosticismo entorno a la renuncia es muy grande entre los venezolanos, es un
tema al que no han prestado siquiera atención presumiendo que es imposible que
los gobernantes se despojen del coroto. Pero cualquier persona con un mínimo de
sentido político, es capaz de comprender que sostenerse a la crisis en vez de
aferrar la estima pública, lo que hace es empobrecerla; una jugada inteligente
de parte del chavismo sería despojarse de Maduro y señalarlo como el culpable
de todo lo nefasto que hubo en su gobierno, a partir de ese reconocimiento
podrían empezar una vez más a recorrer las calles y hacer política tratando de
recobrar, a través del estima sobre la figura del Supremo Comandante el control
del país. Por supuesto, no será una empresa fácil, más del sesenta por ciento
del electorado en el país come por los ojos, y claro, hoy en día también por el
estómago, a esa masa tan homogénea y a la vez variable no le van las cifras,
estudios, encuestas, leyes, o proyectos, ellos solo ven lo que encuentran en el
mercado, y es allí donde el chavismo fracasó por completo, porque por más que
lo quieran disfrazar, en la cuarta república jamás hubo un desabastecimiento
como el que se presenta hoy en día.
Apuntar
todas las criticas hacía la figura de Maduro, y no del chavismo como tal, sería
la solución más inteligente a este conflicto del que no hay escapatoria
posible, es ello, o aventurarse a llegar a un referéndum que tarde o temprano
se dará, y en la cual la caída será mucho más estrepitosa. Para el gobierno
cada día que pasa es una nueva oportunidad de recolectar más enemigos, muy al
contrario de otras épocas en las cuales el barco se hundía y volvía a subir,
esta vez el bote está tan lleno de agua que solo puede alcanzar a hundirse más
y más; y estemos claros, políticamente terminar de destruir la confianza de esa
base chavista restante en el país que ronda el veinte por ciento, no sería la
mejor estrategia política de todas.
El
hambre no la van a acabar, el desabastecimiento, la inflación, la inseguridad,
tampoco, en fin, para no redundar, la solución a los problemas bajo su modelo
político no puede alcanzarse, lo único que les queda en estos momentos es
buscar chivos expiatorios y empezar a engatusar de nuevo al electorado con las
promesas de ese paraíso socialista que nunca pudieron construir.
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