Sombras nada más


Cómo si se tratara de un bolero al cual debiéramos bailar, al ritmo temerario que ha dado el director de orquesta Ramos Allup nos movemos entre la esperanza de un futuro alentador y la agonía del presente que sigue maltrecho. La guerra de los retratos se ubica entre los absurdos de la estupidez, un país sumido en crisis donde el Presidente de la República en vez de mostrarse arrepentido por la escasez de alimentos y medicinas, se declara dolido por la extracción de retratos del Supremo Comandante de la Asamblea Nacional. La cantidad de cosas que hay por hacer son infinitas, tras 17 años de ociosidad y holgazanería la lista de asuntos pendientes se torna tan extrema como la búsqueda de pañales en el centro de cualquier ciudad. Economía, salud, seguridad, vialidad, sistema judicial, leyes laborales, presos políticos, corrupción, narcotráfico; una lista que se torna cuesta arriba, y sí, por supuesto, las labores políticas no pueden dejarse de lado.
El pasado 6 de enero Presidente Maduro quiso subir una vez más al escenario a dirigir la orquesta, aquello aun a sabiendas que no sabe tocar ningún instrumento, y que ni siquiera es conocido por tener buen oído. Aun así quiso tomar protagonismo una vez más, colocó al pianista a tocar el violín, al percusionista a soplar la flauta, y al carajo que toca el arpa le dio unas maracas y lo colocó a hacer el ridículo. Una vez más fuimos protagonistas en Cadena de Radio y Televisión (la cual por cierto es otra de las medidas que debe tomar la nueva AN, modificar la Ley Resorte y eliminar la facultad del ejecutivo de apropiarse cuando le venga en gana de todos los medios de comunicación), del jueguito de sillas que tanto les gusta jugar a los compatriotas revolucionarios, cuando empieza a sonar la música se paran de sus sillas y saltan a otras esperando encontrar algún puesto desde el cual seguir mandando y enriqueciéndose. Pero este jueguito es raro, no es como nos enseñaron en el colegio, aquí las sillas aumentan y decrecen a voluntad del ejecutivo, así que el que se queda sin silla es por dormido o porque ya empezó a caer mal.
Mientras tanto en la cuadra del frente se forma otra orquesta, la anteriormente mencionada, desde allí deben avocarse a consolidar un bolero que suene bien (a propósito de la reciente película sobre la vida de Felipe Pirela); en esta película, qué digo… orquesta, qué digo, canción, realidad… o país, sí, mejor, país, la tarea fundamental es progresar haciendo uso del perdón como bandera; luego podemos avanzar reactivando el aparato económico, haciendo un ajusto significativo de las leyes laborales (aumentar horas de trabajo), incentivando la producción, destruyendo los diversos controles cambiarios, promoviendo una ley anticorrupción (o aplicando la existente), liberando a los presos políticos y a todos aquellos que han sido encarcelados para tapar negligencias del Estado (casos de narcotráfico donde han ido presos inocentes para rellenar estadísticas y encubrir funcionarios), y por supuesto, promoviendo el revocatorio para consolidar un Órgano Ejecutivo que sepa dirigir la orquesta y ponga a sonar la música de forma afinada.   

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