El fragmento de las explosiones en París que llegó a Venezuela
Por supuesto, es
físicamente imposible que los atentado terroristas suscitados en París días atrás
hayan cometido destrozos a la infraestructura venezolana o a sus habitantes,
pero sí levantó una estrepitosa cantidad de refunfuños y opiniones que no
dejaron indiferente a ninguno. Cientos de posturas se encontraron en redes
sociales y reuniones particulares, el mundo se encontraba estremecido por
aquellos extremistas del ISIS capaces de inmolarse para llevarse con su muerte
la vida de cientos de personas. Las razones ideológicas, políticas y religiosas
para comprender tales atentados son tan profundas que ni siquiera una docena de
libros serían suficientes para explicar los motivos de acciones que a simple
vista parecen tan delirantes. Y no, no comparto, ningún ser vivo con raciocinio
y una dosis de humanidad es incapaz de apoyar tales posturas independientemente
de sus causas, pero sobre el debate interno si podemos opinar.
Mensajes en Facebook,
twitter, conmoción general, largas charlas, caras tristes, cientos de personas
inocentes habían perdido sus vidas, y por supuesto, es motivo de tristeza.
Pero, ¿qué en Venezuela no sucede lo mismo?, ¿a diario…?
Llegamos al
punto de los pretextos y razones aludidas por cada quien, de inmediato una ola
de personas se sintió enfadada ¿Por qué no hacen lo mismo cuando mueren
personas bombardeadas en Siria? Se preguntaban. Pero a mí no me gusta ir tan
allá, yo sigo pensando en esto, en nuestro día a día, donde somos a diario
víctimas de ataques terroristas por parte de nuestra propia población, donde
pasamos calamitosas necesidades, no encontramos alimentos, y por si fuera poco
tenemos que batallar contra una enorme grupo de seres desadaptados que creen
que las balas y un cuchillo son los materiales adecuados para llevar comida a
la mesa de sus casas.
La muerte nunca
será motivo de celebración en ningún lugar, y sí, siento pena por las víctimas
de París, siento pena por los seres irracionales que creen que la violencia
solventará problemas raciales, políticos o religiosos, me duele como humano
observar tanta maldad en nuestras sociedades; todo eso es detestable,
abominable, y por supuesto, podemos emitir nuestra opinión al respecto,
enfatizar que nos encontramos en desacuerdo con ello, con furia, con
indignación, rabia, o el sentimiento que nos genere. Solamente espero que ese
mismo sentimiento de desolación que muchos sintieron al ver las noticias del
ataque terrorista en París, lo sientan a diario por los ataques terroristas que
ocurren a la vuelta de las esquinas de sus casas, allí donde viven sus vecinos,
sus familiares y amigos, allí donde vive el señor que trabaja en la panadería
donde compras el pan, o donde esperan el autobús los maestros de la escuela de
tus hijos, allí en esos lugares, en cada espacio geográfico de nuestro país que
ha sido manchado por la violencia y que nuestra maltratada costumbre nos
muestra como algo natural, como algo menos importante, como si nuestras muertes
valieran menos que la de los demás. La empatía es de los sentimientos más
humanos que existen, y por supuesto, es reconfortante saber que existan
personas en el mundo preocupadas por el bienestar de los demás, lamentablemente
en Venezuela quizás tenemos demasiadas explosiones a diario para poder
ocuparnos de las explosiones de los demás. Como dice el dicho: para arreglar
los problemas del mundo, primero empieza por casa.
Días antes otra
explosión sonó fuerte en Venezuela, los estallidos provenían de la Romana, pero
esta vez no eran inmolaciones o asesinatos, sin embargo el descubrimiento de
familiares directos del Presidente de la República en casos de narcotráfico
también estremeció la nación. Sí, de momentos de casos como esos es de los que
nosotros los venezolanos nos debemos ocupar. ¡Basta de impunidad!
Interesante reflexion amigo Enmanuel y tienes toda la razón debemos tomar acciones primero por nuestros propios problemas para poder ayudar a los demás con los suyos
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